ANDALUCÍA, ELECCIONES 2015

El próximo domingo 22 de Marzo se celebrarán elecciones anticipadas en Andalucía. La convocatoria electoral obliga a repasar la situación y a pronunciarnos al respecto.
ANDALUCIA LIBRE


Las elecciones del 22 de Marzo de 2015 han sido convocadas por estricto interés de la Presidenta Susana Díaz y del PSOE, previa ruptura de su coalición de Gobierno con sus sumisos cómplices del PCE-IU, que recién acababan de apoyar sus presupuestos (incluido, por cierto, el parlamentario de la CUT).

La presidenta Díaz –espécimen que parece creado en laboratorio de tan perfecta que resulta con su trayectoria de trepa y aparatera para ejemplificar en una persona lo que ha sido y es el PSOE en Andalucía- ha despedido a sus palanganeros del PCE-IU (que aún lamenta su perdida de sillones) para adelantarse a la secuencia de elecciones previstas en el Estado español e intentar librarse del anunciado desgaste estatal del PSOE. Ahora y en campaña, Díaz y el PSOE reiteran su sonsonete habitual a su parroquia: "¿Qué es la izquierda?: Lo que hace el PSOE. ¿Y porque es de izquierda? Pues porque lo hace el PSOE". Sea lo que sea y haga lo que haga. La presidenta Díaz le ha aportado -como sustancial novedad- el recordatorio repetido a que "es hija de fontanero" como aval pretendidamente indiscutible y supremo argumento a favor de su raigambre y compromiso popular. Como si Mussolini no hubiera sido hijo de un herrero; Hitler, por su parte, de un zapatero remendón que terminó de aduanero o Stalin, tambien hijo de zapatero.

En contraste, procede recordar que durante los últimos tres años el PSOE (con la colaboración de sus secuaces del PCE-IU) se ha dedicado diligentemente a administrar la dependencia y sumisión de Andalucía y a gestionar su miseria y  expoliación, implantando recortes y despidos, en connivencia real con el Gobierno español del PP. Como viene ocurriendo desde 1982, el PSOE (en esta ultima etapa con la asistencia expresa de sus compinches del PCE-IU) ha continuado ejerciendo de manijero de España en Andalucía, camuflando su esencial comunidad de intereses y proyectos bajo gestos de demagógica confrontación y derivación mutua de responsabilidades.

Resulta cansino tener que volver a enumerar y detallar por enésima vez los abrumadores datos andaluces de paro general y femenino (con cifras que superan de largo más del 30% y se acercan al 40), de paro juvenil (que traspasan el 60%); de precariedad y pobreza (siempre muy superiores a la media española) o de salarios medios (siempre muy inferiores) que definen a la Andalucía dependiente; la que tiene más de uno de cada cinco andaluces vivos condenados a vivir emigrados fuera de su país sin posibilidad de retornar libremente y a los que ahora se suman nuevas y crecientes hornadas de jóvenes. O recordar como la enseñanza y los medios bajo control administrativo de la Junta han seguido adoctrinando en la alienación española. Y que corrupción y clientelismo y gestión de la dependencia y la sumisión nacional no son fenómenos disociables sino caras íntimamente unidas de un entramado que los necesita y asocia como a dos caras de la misma moneda. Y que todo esto es consecuencia de un Estado y un Régimen que tienen como soportes jurídico-políticos una combinatoria de Constitución y Estatuto de paternidad compartidas entre PP, PSOE, PCE-IU y al que dan expreso apoyo o no cuestionan (lo que viene a ser casi lo mismo) UPyD, Podemos, Ciudadanos o PA. Y es que es el marco político asumido es el que define y dibuja al gestor y no al contrario.

Entretanto, Andalucía ciega, no ve. Entretenida con los mensajes convenientemente limitados que llegan por la TV española, no entiende. Contempla las inocultables consecuencias en su carne de su dominación por España, pero no atisba ni sitúa las causas. Aterrada y conservadora, suspira por mantener la "paguita" sin entender que lo único razonable es atreverse a recuperar su tierra. Se pierde entre las peleas de los aspirantes a administradores pero no identifica a sus responsables (España y a su través, el euro y la UE) ni consecuentemente a las únicas vías razonables para salir de su postración (romper con España).

La miseria y la dependencia se sostienen en la alienación y la generan.

Vivimos un momento de crisis. El Régimen español se resiente. Y hay quien quedándose en la hojarasca identifica el problema no con su matriz sino con un epifenómeno derivado: el bipartidismo PP-PSOE o PSOE-PP o en una versión más limitada, el PSOE.

Hace ya cuatro años advertíamos al respecto:
"Verdad es que el PSOE es y ha sido desde la Transición uno de los pilares básicos para la estabilidad del Régimen y que por tanto su destrucción como referencia política y su sustitución por una alternativa real es tarea básica e inexcusable para el acoso y superación del Régimen. Y también lo es que una hecatombe electoral del PSOE –con sus posibles consecuencias en cuanto a su solidez estatal- parece precondición necesaria para este objetivo.  Ahora bien, igualmente parece evidente que instalarse en el quietismo es seguro de desastre. No sólo por lo extremadamente aventurado de apostar a que un porcentaje u otro de derrota del PSOE provoquen mecánica y fatalmente ese tan deseado como hipotético proceso acumulativo de desagregación. También –siguiendo en el terreno de la elucubración- porque, ya que la política no permite espacios vacíos, hay que tener presente que si -ante la ausencia de alternativas andaluzas- en el papel de presunto pilar izquierdo del Régimen, el PSOE hasta ahora conocido fuera sustituido en su caso por una combinación de PSOE disminuido o escindido, PCE-IU y UPyD (o incluso, en una versión extrema más improbable si cabe, por una triada de PCE-IU, UPyD y alguna extrema izquierda sudespañola) nada sustantivo ganaría Andalucía con ese cambio. El Régimen mutaría, pero no para desaparecer sino para persistir porque –recordémoslo- lo único que puede tumbarlo es una "Andalucía andaluza" expresada en forma de izquierda independentista"20N: Elecciones en Tiempos de Lagrimas, Andalucía Libre, Sábado, 19 de noviembre de 2011
Ahora al viejo esquema PSOE-PP (con la posible asistencia en caso de necesidad de los correveidiles del PCE o del PA) se le presenta como pretendida alternativa otro en el que se le incorporan nuevas variantes de la modalidad PSOE-PP (como la que integra a los españolazos Ciudadanos o UPyD) o de la modalidad PSOE-IU (la que apuesta por la sucursal andaluza del Podemos del carismático patriota español Pablo Iglesias). Se sigue buscando en lo viejo (España) antídotos o atenuantes hechos de la misma pasta española que provocaron la enfermedad.

Y Podemos...

Podemos merece atención especial. Podemos es simultáneamente un fenómeno social (una ilusión, un espejismo) y a la vez un proyecto político; un subproducto del pasado que paradójicamente se presenta y es visto por muchos como un anticipo de futuro.

Podemos es hijo de la destrucción de la conciencia popular y nacional realizada con persistente saña desde la Transición por el Régimen español y sus partidos y sindicatos; expresa al nivel resultante el rechazo instintivo a los crímenes sociales y políticos inherentes al Régimen en un momento de retroceso extremo de las condiciones sociales y de consecuente desprestigio de los instrumentos habituales del Régimen.

En un momento de profunda crisis española [cuando Cataluña marcaba caminos] Podemos no sale y llega desde abajo sino curiosamente a través de las mismas pantallas de televisión que sistemáticamente han vetado siempre a las izquierdas nacionalistas e independentistas. Primero con calculada ambigüedad y luego con reiterada insistencia, sus impulsores madrileños sitúan en España "la Patria" a recuperar; el marco de referencia en que organizarse, resolver los problemas, fijar los sueños. Españolismo químicamente puro, en la versión sobradamente conocida del "progre" mesetario que, como en la simétrica del "carca" –también mesetario- sólo se ve y se reconoce a si mismo como cabeza al mando de "las provincias".

Podemos se beneficia en Andalucía, además, de la debilidad política y organizativa de la izquierda independentista y del fracaso, cobardía y estulticia políticas de quienes –como es el caso evidente de los viejos dirigentes de la CUT- se han demostrado incapaces de aprovechar el capital simbólico derivado de años de sufrimientos y luchas militantes -y que culminó en 2012 con las Marchas "Andalucía en Pie"- para sustentar una confluencia en una alternativa política andaluza. Los mismos que llevan los últimos años dedicándose a desdibujar el SAT diluyéndolo en bloques cuyo único resultado es acarrear andaluces a Madrid para desgastar suelas, mientras aquí le hacen el trabajo a formaciones españolas. Esas carencias y ese vacío son los que ahora explota y ocupa Podemos en nuestro país.

Podemos no se construye con militancia sino con clics en el ordenador. Se rellena de gente en aluvión que acude en tropel a la llamada del éxito, hasta reducir a la insignificancia o la marginalidad a aquellos activistas izquierdistas que en su prehistoria tuvieron tanto que ver con hacer viable su gestación. Transmuta su programa a conveniencia en lucha por la respetabilidad. Sabe que saliendo de donde sale y en este momento, para lo que significa Podemos y su triunfo lo importante no son las causas y los remedios sino la confianza ciega en el liderazgo. Podemos genera creyentes... porque una vez que tras su resultado en las europeas aparece como "voto útil", Podemos se convierte para muchos en la forma electoral en la que expresar su indignación, su hastío, su rechazo a las fuerzas comprometidas con el Régimen. La fuerza de Podemos radica en el "anti", no en el "pro". Recibe su sostén básico del rechazo y a este ahora le basta acompañarlo con socorridas generalidades insulsas a la hora de la propuesta.

Es comprensible. Venimos de donde venimos...

¿Cómo no comprender a quienes -sufriendo día a día- quieren golpear con su voto a PSOE, PP o PCE-IU e intuyen que el binomio Ciudadanos-UPyD es sólo la marca blanca del Régimen español?. Quieren votar a Podemos y van a votar a Podemos porque entienden que es hoy "lo que más les duele" a quienes le amargan la vida. Y –seamos nuevamente sinceros- como la izquierda independentista andaluza sigue ausente, tampoco tienen donde buscar una papeleta cuantitativamente valida alternativa.

Podemos acosa al PSOE y hasta parece capaz de desintegrar y desmenuzar al PCE-IU [lo que, de conseguirlo, lo que aún está por ver, sería su mayor aportación, pues sabido es que el PCE lleva en su ADN la traición; va en su naturaleza]

Y sin embargo, el fracaso de Podemos –entendido y valorado en clave emancipatoria andaluza- es ineluctable. Podemos fracasará. Sea por degeneración, integración, fragmentación, descomposición o incompetencia.

No lo hará fundamentalmente porque culebree, se equivoque o no se atreva a cuestionar lo institucional y económicamente esencial. Podemos fracasará porque es una fuerza de esencia y horizonte tan español como las que viene a denunciar y aspirar sustituir.

Podemos no defiende que Andalucía no será digna hasta que este gobernada exclusivamente sólo por los andaluces; dueña de su destino. Su retóricaconstituyente –que, por otra parte, veremos cuanto dura- es española, no andaluza. Y un pueblo y una nación que admiten que le manden otros y que no ponen en si mismos sus esperanzas de emancipación se condenan de antemano a ser juguete de otros. Y ya sabemos lo que España tiene reservado a Andalucía; quinientos años nos lo acreditan. Dignidad, Justicia y Libertad son en Andalucía sinónimos de Independencia.

El "después de Podemos" se comienza a construir desde ahora.

En 1988, en un contexto histórico bien distinto, escribimos:
"Para que un proyecto nacional se manifieste y avance en la obtención de adhesiones sociales en el seno de ese pueblo es preciso que existanorganizaciones políticas que den a ese proyecto coherencia y continuidad. La audiencia de cada proyecto nacional estará ligada a la actuación de esas organizaciones políticas; dependerá de su conexión con la clase socialmente interesada en la construcción nacional. El avance de la lucha contra la opresión nacional ha de ser medido en términos políticos".
Cabe ahora citar aquí que el CIS español en su Encuesta Postelectoral de 2012 recogía que el 2,7% del censo de Andalucía establecido en 8.402.305 personal se identificaba nacionalmente como "sólo andaluz", lo que equivale a 226.862 andaluces y que en el mismo estudio 117.632 andaluces se pronunciaban a favor de las independencias de las naciones sometidas al Estado español. Por su lado, el Estudio General de Opinión Pública de Andalucía del invierno de 2015, cifraba en el 1,5% quienes solo se reconocían andaluces [el equivalente a 126.034 personas] y en 226.862 a quienes se pronunciaban a favor de la posibilidad de
independencia. Ciertamente, no son los datos del año 1979 cuando el 17% se reconocía sólo andaluz y el 7% más andaluz que español (lo que venia a significar casi lo mismo, dadas las condiciones del momento) o incluso los datos de 1982 -antes de la llegada del PSOE- cuando los resultados ascendían al 18% y 9% respectivamente. Aun así -e incluso si tomamos las lecturas más desfavorables, ¿es poca base para comenzar la lucha por la independencia saber que hoy ya hay más de 100.000 andaluces –héroes y heroínas- a favor de la independencia de Andalucía?. ¿Es poca tarea encontrarlos, organizarlos y convertirlos en el ariete para derrumbar la muralla española que asfixia Andalucía? [Incluso si hoy o mañana alguno de ellos y ellas -a falta de noticia de algo mejor- desliza una papeleta de Podemos en las urnas]

El 22 de Marzo no concurre a las elecciones ninguna organización política comprometida con la liberación de Andalucía. No obstante, como apuesta y compromiso de futuro, votaremos con una papeleta que exprese nítidamente y sin dudas posibles cuales son los medios y los objetivos para la emancipación de Andalucía y los andaluces.

Aquí queda a vuestra disposición.
Fuente original: Andalucía Libre