PLATAFORMA ANDALUCÍA VIVA
DECLARACIÓN ANTE EL 4-D, DIA NACIONAL DE ANDALUCÍA
Se cumplen 45 años del 4 de Diciembre de 1977. Un día en que Andalucía se hizo Pueblo y cientos de miles de andaluces, en nuestras calles e incluso en la emigración, afirmaron su derecho a autogobernarse. Un derecho cuyo ejercicio no solo estaba legitimado en base a su identidad histórica y su identidad cultural sino también porque era (y es) condición necesaria para poder encarar nuestros gravísimos problemas o “dolores”, como los llamaba Blas Infante.
Hoy, el sentido de conmemorar el 4 de Diciembre como Día Nacional de Andalucía no puede ser otro que el de reactivar esa reivindicación, que sigue pendiente, y avanzar hacia una Andalucía Libre: sin sujeciones externas y sin desigualdades estructurales internas de clase, género y étnicas. No se trata de hacer un ejercicio de nostalgia –aunque sí hay que activar la memoria de lo que ocurrió aquel día histórico, cuya alegría se vio truncada por el asesinato en Málaga de Manuel José García Caparros, a quien aún no se ha hecho justicia- sino, sobre todo, de reafirmar nuestro derecho a gobernarnos por nosotros mismos, es decir, a dotarnos de los instrumentos políticos necesarios para luchar contra las causas de nuestra situación. Para luchar contra nuestra dependencia económica y el extractivismo que expropia nuestros Bienes Comunes, convirtiéndolos en recursos para beneficio ajeno. Para luchar contra el desprecio a nuestra cultura y contra la mercantilización de algunas de sus expresiones para ser consumidas en el mercado turístico o etiquetadas con la “marca España”. Y para luchar contra la subordinación política que hace posible, y perpetúa, la dependencia económica y la degradación cultural.
Sería interminable hacer una lista de las lacras y problemas de Andalucía. Desde tener aquí los municipios con menor renta del Estado hasta los barrios más empobrecidos. Desde la utilización de nuestro territorio para bases militares y almacén de residuos tóxicos hasta la destrucción de nuestro Patrimonio Natural y Cultural por la turistización salvaje. Desde la acentuación del extractivismo minero hasta una agroganadería hiperintensiva que erosiona nuestros suelos, contamina nuestros ríos y acuíferos y hace aún más escasos los jornales de nuestros trabajadores del medio rural. Desde la escasez de empleos que obliga a nuestros jóvenes y a muchos de nuestros profesionales a la emigración hasta la vergüenza de ser una de las Comunidades Autónomas con menor gasto público en Sanidad, Educación o Vivienda.
La lista de “dolores” y agravios sería interminable. Señalar estos es necesario, pero puede convertirse en algo estéril si no somos capaces de llegar al diagnóstico adecuado sobre sus causas. Si no profundizamos en los mecanismos que los producen y si no luchamos para erradicarlos. Los paliativos sirven para muy poco porque son pan para hoy (poco pan, además) y hambre (y horizontes cerrados) para mañana. No basta con la protesta y la resistencia: hemos de centrarnos en la lucha contra las causas.
Quienes venimos celebrando desde hace más de cuatro décadas el 4 de Diciembre como nuestro Día Nacional no podemos reducirnos a ondear nuestra bandera y a mostrar, un año más, las heridas abiertas que sufre nuestro Pueblo. Sabemos que hoy, en espacios de poder, otros van a ondear también esa bandera (dicen que para homenajearla), pero ello es solo hipocresía y oportunismo político porque quienes lo hacen jamás han trabajado ni para construir la paz ni para cimentar la esperanza, que simbolizan sus colores. Ya ocurrió algo parecido durante los largos años del régimen pesoísta, cuando interesó a ese partido. Ahora, quienes gobiernan en la Junta pretenden aparecer como andalucistas con el objetivo de desactivar el andalucismo que renace, sobre todo en nuestros jóvenes, banalizando el 4 de Diciembre. Durante cuarenta años, quienes han gobernado nuestra ya de por sí muy limitada “autonomía” no han sido otra cosa que agentes del neoliberalismo capitalista y del españolismo negador del carácter plurinacional del Estado. Jamás han hablado, ni hablan, de Pueblo ni de Nación para referirse a Andalucía. Y es lógico, porque el que seamos conscientes de serlo es el primer paso para descolonizarnos. Por eso
anestesian a diario nuestra conciencia colectiva y se disfrazan con nuestros símbolos, vaciándolos de contenido.
Quienes formamos parte de la plataforma ANDALUCÍA VIVA creemos que la mejor forma de celebrar hoy nuestro Día Nacional es compartir y difundir el diagnóstico adecuado sobre la causa principal de nuestras lacras y problemas: que no es otro que nuestro papel de colonia dentro del Estado español y de Europa. El que problemas que son generales tengan aquí una mucha mayor gravedad y que tengamos también muy graves problemas específicos se debe al funcionamiento combinado del triple mecanismo de la colonialidad: la dependencia económica, la alienación cultural y la subordinación política. No basta con luchar contra sus efectos, agravados hoy en el marco de la múltiple crisis a nivel mundial. Es preciso luchar contra esos mecanismos y no existe otro camino para hacerlo que avanzar en el ejercicio de nuestra Soberanía como Pueblo: soberanía alimentaria, soberanía energética, soberanía económica, soberanía sobre nuestro territorio, soberanía cultural y, necesariamente, soberanía política para hacer plenamente viables todas las demás dimensiones de la Soberanía. Solo marchando en esta dirección podremos encarar la tarea gigantesca, pero imprescindible, de transformar Andalucía. De construir una Andalucía Libre donde podamos ser libres en la igualdad, y también en la diversidad, todas las andaluzas y andaluces.
Para ello eso es preciso organizarnos: construir organizaciones, tanto sociales como culturales y políticas, que no respondan al modelo colonial ni funcionen de acuerdo a ese modelo, es decir, que no dependan de centros de decisión ajenos a Andalucía. Que sean exclusivamente andaluzas para que seamos nosotros, constituidos en Pueblo, los únicos que podamos dirigirlas y pedir cuentas a quienes en cada momento pongamos al frente de ellas. Que no tengan otros intereses que los de nuestro Pueblo. Que no sean meras delegaciones o sucursales de partidos, sindicatos u otras organizaciones que no tienen a Andalucía como sujeto central. Que no contemplen a Andalucía como medio sino como fin. Que no tengan por objetivo extraer de ella votos, de forma equivalente a como las empresas trasnacionales extraen nuestras riquezas mineras, agrícolas o energéticas, para beneficiar intereses ajenos, en este caso de los partidos y organizaciones que no tienen a Andalucía como sujeto político principal. A esas organizaciones les conviene que sigamos siendo una colonia interna del estado español y de Europa y para ello nos anestesian, intentando que solo miremos nuestras heridas y, a lo más, protestemos por ellas, pero sin enfrentarnos a sus verdaderas causas.
Solo con instrumentos propios al servicio del Pueblo Andaluz podremos encarar las transformaciones necesarias que respondan a una lógica diferente a la que hoy domina no solo nuestra sociedad sino también nuestras mentes y nuestros comportamientos: la lógica del capitalismo, del patriarcado y de la colonialidad. Frente a esta lógica, que es la de la obtención del máximo beneficio sin importar a qué costes, y que tiene como valores sagrados la productividad (medida en términos monetarios) y la competitividad, tenemos que desarrollar experiencias en lo económico, lo social, lo cultural y lo político que tengan como valores la cooperación en el trabajo y en los cuidados, la defensa de la vida en armonía con la Naturaleza, el enraizamiento en nuestra cultura, la igualdad de derechos, el respeto a la diversidad y la solidaridad entre los pueblos. Solo así podremos avanzar hacia una Andalucía Libre y Soberana.
¡¡¡VIVA
ANDALUCIA LIBRE!!!
¡¡¡VIVA EL 4 DE DICIEMBRE, DÍA NACIONAL DE ANDALUCÍA!!!