Este bombardeo de
descalificaciones contra esos malos vecinos ya nos tiene derrotados también a
los demás habitantes de este democrático Estado. ¡Aplíquenles la Ley Mordaza,
métanlos presos y acaben de una vez!
El dial de la radio es agotador,
emisora tras emisora, lo mismo: cada día la ración de yogur griego sin azúcar,
una lección del desastre a que conduce el pretender tener dignidad, y a
continuación sacan el cañón de los denuestos y, ya directamente, los insultos
contra catalanes.
La secuencia de canales de
televisión es similar, supuestas informaciones con imágenes de políticos
catalanes o, ya directamente, ciudadanos y ciudadanas de ese país y sobre ellas
las voces de los redactores opinando. También ofrecen un espectáculo
verdaderamente asombroso, tertulias de varios opinadores donde no hay una sola
persona catalana o, caso de haberla, contraria al asunto del que se está
hablando, el proceso soberanista catalán. Lo más ecuánime y considerado que llevo
oído estas semanas es una tertulia radiofónica en la que discutían sus
opiniones cinco políticos, cuatro en contra, PP, PSOE, Podemos e IU, y uno a
favor, Convergència. ¿A que no saben quién ganó?
Sobra decir que todos esos medios
de comunicación y sus periodistas y opinadores no emiten desde Barcelona, por
ejemplo, sino desde Madrid. Puede que eso sea una explicación para tal
desequilibrio y tal nivel de intoxicación, que irá subiendo y subiendo y
subiendo conforme avanzan las semanas. El nivel ya apunta desde hace tiempo, el
secretario general del PSOE, antes, y el portavoz del PP, ahora, ya llamaron
“insensato” al presidente de los catalanes.
En la política española lo normal
es que los políticos desde primera hora de la mañana ya se desahoguen como
parroquianos de madrugada en el bar. Pero acabo de oír al ministro del Interior
decir que a él le daban “asco” esos millones de personas que estaban “haciendo
el indio”. Por si no tuvieron ocasión de conocerlo, les aviso que cuando los
franquistas expresan odio, y más si mandan en la policía y la Guardia Civil, no
es broma.
No soy catalán, soy gallego y lo
llevo con un orgullo razonable, tampoco vivo allí ni nunca deseé en sí misma la
independencia de Catalunya, me habría gustado y me gustaría encontrar formas de
compartir soberanía y cuando pude intenté ayudar a levantar puentes, pero hace
tiempo que, si fuese catalán, no dudaría en coger puerta. Nadie que tenga un
mínimo de dignidad desearía vivir en un país que te detesta de ese modo, vivir
recibiendo odio es insoportable.
Odio de todas las maneras, del
modo brutal de los franquistas declarados y de los españolistas y centralistas
sofisticados, el odio se alimenta de muchas maneras.
Hace unas semanas un grupo de
economistas gallegos hicieron público un informe con el cálculo de lo que
perdería Galicia si Catalunya se independizase, más o menos el equivalente al
coste de la educación. La prensa gallega se hizo eco de esa pérdida, de modo
que sus lectores y espectadores pudieron saber lo que los catalanes pretenden
“quitarnos”, la educación de nuestros hijos e hijas. No fuimos informados nunca
antes de lo que los catalanes nos estaban aportando, de lo que nos estaban
transfiriendo, financiando, sino que pervirtiendo un hecho, a quienes nos están
dando, en vez de agradecérselo, los culpamos de nuestros males.
Ese punto de vista tiene una
doble perspectiva, en el caso gallego creo que lo que corresponde es localizar
las causas de que un país con recursos naturales enormes, estratégicamente
situado en las rutas atlánticas, con una lengua, el gallego-portugués, que se
extiende por cuatro continentes no pare de exportar a sus hijos e hijas, de
perder población y recursos económicos de todo tipo desde hace más de cien
años. Con la perspectiva gallega esos economistas podrían calcular los costes
de la dependencia, sin embargo aportan su grano de arena al retrato de unos
catalanes que nos quieren quitar lo nuestro. En conjunto, una argumentación
económica del centralismo impecable. Cálculos y argumentaciones semejantes sé
que se hicieron y se harán en otras comunidades autónomas, y servirán como leña
para una pira simbólica al independentismo catalán y, digámoslo claramente, a
la xenofobia hacia la sociedad catalana en conjuntol. Nadie dirá “gracias”,
dirán “son culpables de traición”.
No es extraño que una parte
importantísima de la población catalana, probablemente no la mayoría, no desee
formar parte de lo que la Constitución llama “el pueblo español”. Sin duda es
mérito de los nacionalistas catalanes pero sería imposible sin el enorme mérito
de los nacionalistas españoles de todo tipo. Como esos millones de catalanes,
la parte de la sociedad movilizada, organizada y con más aliento cívico no van
a desistir, seguirán y seguirán, y como los partidos españoles solo les ofrecen
la vía de sus tribunales solo cabe una salida: meterlos presos.
Que el Gobierno denuncie a los
millones de personas que votaron en ese referéndum que vituperan los políticos
y medios de comunicación españoles, esas personas constan con sus nombres,
domicilios y número de DNI. Que los tribunales españoles los juzguen y los
condenen por sedición, que el Tribunal Constitucional rubrique esos procesos,
no habrá problema, y que el ministro del Interior los saque de sus casas de
madrugada y se los lleve. Naturalmente habrá que crear campos de concentración,
el Gobierno israelí podrá ayudar con la logística para construirlos. Los niños
y niñas puede que aún sean recuperables, a los hijos de esa gente habrá que
aplicarles el plan de españolizar niños catalanes del exministro Wert. Habrá
que intentarlo, aunque ya se sabe que la mala simiente… Tal como están
planteadas las cosas, no cabe otra solución.
Puede que tenga una consecuencia
indeseable, la caída del PIB español cuando todas esas empresas y trabajos
desaparezcan pero es un precio insignificante ante lo que se perdería, la
unidad de España y la honra. Pero más vale honra sin catalanes que catalanes
sin honra.
Así pues, por favor, procedan
porque este bombardeo de descalificaciones contra esos malos vecinos ya nos
tiene derrotados también a los demás habitantes de este democrático Estado.
¡Aplíquenles la Ley Mordaza , métanlos presos y acaben de una vez!
Suso del Toro, 22 de Julio de 2015
Fuente original: eldiario.es