Un techo digno

Esta semana la ciudad de Sevilla ha tenido dos acontecimientos que evidencia la intensificación del abandono del humanismo en las decisiones políticas, sobreponiendo una vez más la lógica de la propiedad privada  y la estética hacia una ciudad modelo para los visitantes turísticos, olvidando por parte del sistema que es la ciudadanía quienes sustenta en realidad la posibilidad de construir la ciudad, otra cosa es cómo se construye. El primero de los casos es el  desalojo llevado a cabo el pasado lunes 19 de octubre de una persona de ochenta años de edad [1].  Más allá de los motivos (que también son importantes) podemos centramos en el hecho en sí. Que el propietario del inmueble posea como propiedad varios edificios en la ciudad de Sevilla y la persona desahuciada tenga que estar en la calle no es  un fallo del sistema sino, más bien, el modo en que sí se organiza y  se articula este.  Lo dicho, la propiedad privada por encima de las personas.


El segundo de los casos es el desalojo del “Campamento Dignidad” de los Sin Techos de la ciudad de Sevilla [2] en la madrugada del 21 de este mismo mes [3]. La “apariencia” de una postal de una acampada con iglú y canadienses barnizadas por la lluvia, fogón, ropas tendidas y sobre todo lucha social por la defensa de los derechos humanos, evidenciando las vergüenzas de la ciudad desde el balcón que mira el Guadalquivir por el paseo dedicado al ex monarca de la democracia burguesa del reino de España, no es bien vista por el desarrollo económico del turismo. Sin embargo, esta postal era antes olvidada, y hoy será del mismo modo, en los puentes y orillas de este mismo río y paseo. ¿Qué diferencia hay en que estas personas estén en el campamento dignidad a qué pernoten debajo de un puente o cajeros de algunos de esos bancos que ya sabemos a qué se dedican?

¿Qué tienen en común estos dos casos? La mala gestión de quiénes toman las decisiones políticas institucional y la problemática de abastecer a toda la ciudadanía de un techo. El abandono a lo humano no tiene límite para este sistema y los ayuntamientos en manos de partidos serviles al sistema saben ejecutar sobradamente las directrices. Los gestores de esta institución municipal saben cuidar sus imágenes cuando les interesan, sin embargo, no saben “lavarse sus caras” con las palabras que les cuidan. El alcalde de Sevilla, Juan Espada (PSOE), pregonó (cuando era nuevo alcalde claro) políticas para prevenir los desahucios a principios de verano [4] y decía “'Voy a situar a las personas que peor lo pasan como la prioridad de mi gobierno'[5]. Uno empieza a cansarse del prometo y no hago.

El Correo de Andalucía publicaba ayer la evolución creciente de los desahucios en la ciudad [6] en los últimos 45 meses. No nos sorprenderíamos si no superamos cómo se podría parar esta sangría de deshumanización. Está claro que las instituciones complacientes y sumisas al sistema no son las herramientas, al menos de momento, para dar solución al problema. Invito a observar un momento el siguiente gráfico [7] sobre el impacto del MM.SS por la vivienda en la ciudad de Sevilla para que sirva como reflexión. 

El sistema está organizado con sus instituciones, leyes, cuerpos de “seguridad”,  actores y mecanismos de persuasión que ocultan permanentemente las contracciones internas del mismo. Es la ciudadanía organizada quien está capacitada para frenar o revertir el statu quo de la sociedad. Observamos en el gráfico, sin entrar en detalles, como mientras en la ciudad de Sevilla con una alta presencia en sociedad existió un movimiento social centrada su acción de lucha en la vivienda, los desahucios “sufrieron”, que paradoja, un frenazo significativo. Inclusive, el sistema mediante sus instituciones se vio en la obligación de “lavarse la cara” sacando a la palestra mediática leyes relacionadas con la vivienda (fueron los casos de Moncloa y la Junta de Andalucía). Obsérvese, que desde que este MM.SS dejó su actividad para….no sé qué cuestiones, los desahucios se han disparados y las leyes han desaparecido. 

Mientras el sistema siga organizado y la ciudadanía espere, el daño será irreversible.  Mientras las calles sean el habitáculo de pernoctación a la intemperie y no de reclamo de derechos humanos, la desigualdad estará representada por doquier por mucho que la apariencia de la ciudad invite a un gran turismo. Mientras los recursos materiales como inmateriales estén destinados a las grandes multinacionales con avaricia de “meter el diente” (como por ejemplo el caso IKEA,) en el tejido productivo y explotación de mano de obra de la ciudadanía, se estará condenando a una gran mayoría a la frustración personal, al descontento en vivir en sociedad y en la sombra de una ciudad que solo es para quiénes puedan disfrutar de ella. Por ello, se hace necesario “colocar” en el debate público y político la exigencia de una VIVIENDA BÁSICA UNIVERSAL  al igual que se hace con la renta básica universal.

Raúl Navarro, miembro de Asamblea de Andalucía. 22 de octubre de 2015.

2. Ver perfil  de Facebook de Lagarder Danciu para la evolución de la acción social del campamento: https://www.facebook.com/lagarderd

7. Gráfico actualizado sobre el original, el cual se puede encontrar en el trabajo presentado en la II Jornadas ETNOCÓRDOBA Estudios Socioculturales Seminario Internacional Contested Cities “MOVIMIENTO SOCIAL POR LA EN SEVILLA.  EL CASO DE LOS PIVES” por los autores José Miguel Río Alarcón y Juan Raúl Navarro Serrato.