Del 17 al 19 de septiembre tendrá
lugar el Encuentro Internacional que se comprometió a organizar el alcalde de
Sevilla cuando consiguió, en junio del año pasado, que los principales
monumentos de la ciudad no fueran incluidos en la lista negra del Patrimonio
Mundial en peligro. Hay que recordar que Zoido volvió de San Petersburgo, tras
la 36 reunión del Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco presumiendo de
haber salvado a la ciudad de ese estigma al conseguir que los miembros de dicho
Comité, a pesar de hacer suyos los argumentos de la comisión de expertos de
Icomos sobre el "impacto visual muy negativo" de la Torre Cajasol
sobre el entorno de los bienes sevillanos patrimonio de la humanidad y la
relación de estos con el río y el resto del conjunto histórico, no siguieran la
recomendación de ponerlos en dicha lista.
No sé si funcionaron los resortes de la alta política u otros más a ras de
suelo (los comités internacionales, sean de la Unesco o se trate del Comité
Olímpico, comparten una gran vulnerabilidad a presiones, influencias y
ofrecimientos), pero tras la condena argumental hubo indulto in extremis, si bien con una serie
de condicionamientos, entre ellos la exigencia de "evitar desarrollos
similares en el futuro" (de hecho, no se ha vuelto a hablar de las otras
tres torres proyectadas en terrenos de la Cruzcampo, Hytasal y Guadaíra) y la
reducción de Sevilla, en materia urbanística, a una situación tan intervenida
por la Unesco como lo está la economía española por la troika. ¿O qué otra
lectura puede hacerse del punto siete de la resolución del comité, en que se
pide sean enviados al Centro de Patrimonio Mundial, "para su revisión,
todos los proyectos de construcción importantes previstos para la zona de
amortiguamiento y el entorno (es decir, para la ciudad histórica, el río y sus
alrededores), junto con las correspondientes evaluaciones de impacto en el
patrimonio, antes de que se adopte cualquier compromiso irreversible"? El
propio alcalde ha llegado a confesar, alguna vez, que nos están mirando con
lupa…
Antes de ganar las elecciones, Zoido se había mostrado mesuradamente crítico
con el proyecto del rascacielos pero luego se convirtió en el cuarto padre del
mismo, junto al trío Pulido-Monteseirín-Montaner, y dio por prácticamente liquidado
el asunto, silenciando varios de los puntos de la resolución y ninguneando a
los sectores profesionales y a los colectivos ciudadanos que se oponen, desde
hace años, a la torre por considerarla una agresión al paisaje urbano de la
ciudad y a su patrimonio cultural y una fuente de muy graves problemas de
tráfico, de seguridad e incluso de viabilidad económica. Por no hablar ahora de
las numerosas transgresiones de la legalidad urbanística, las cuales no han
podido resolverse judicialmente al esgrimir de forma constante el ayuntamiento
(tanto en la época de gobierno del PSOE-IU como en la del PP) cuestiones
procedimentales y de plazos que han impedido que la Justicia entre en los temas
de fondo.
Ahora, sin embargo, el tema volverá a estar sobre la mesa porque, aunque tarde,
el Ayuntamiento no tiene más remedio que cumplir el ofrecimiento que hizo el
alcalde de organizar (y pagar) un congreso o encuentro sobre arquitectura
contemporánea en ciudades históricas. Quizá hubiera podido ser esta una ocasión
para propiciar un debate riguroso y democrático, de nivel internacional, sobre
la compleja relación entre tradición y modernidad, entre mercado e identidad y
entre respeto al patrimonio y apoyo a la libre creatividad en grandes ciudades,
teniendo como referencia casos como el de Sevilla y concretamente el problema
suscitado por la Torre Cajasol y, también, ¿por qué no?, por las setas de
la Encarnación. Sin embargo, visto el programa, ya cerrado, me temo que no va a
ser así: la organización fue encargada no a un coordinador científico de
prestigio e independiente de intereses políticos y económicos, sino a una
empresa trasnacional, Gaia Heritage, propiedad de un antiguo director adjunto
del propio Comité del Patrimonio Mundial, que ya asesoró al Ayuntamiento y a
Cajasol en la preparación de la reunión de San Petersburgo. Y será la propia
sociedad promotora del edificio, Puerto Triana S.A., la que asumirá la mayor
parte de los gastos del congreso.
En el programa no existe participación de profesionales críticos con las
intervenciones urbanísticas citadas, ni de representantes de asociaciones de
defensa del patrimonio, y sólo hay una ponencia, en un total de dieciocho,
dedicada a Sevilla. A ver qué dice. Tampoco las universidades sevillanas y sus
especialistas en las diversas disciplinas relacionadas con el Patrimonio han
sido tenidos en cuenta. Y un último dato: el Encuentro se celebrará en
¡Capitanía General! No es broma: por lo que se ve, Sevilla no tiene espacio más
idóneo que un salón de actos militar para una reunión que debería ser de debate
académico y ciudadano. ¡Qué delirio!
Isidoro Moreno, Miembro de Asamblea de Andalucía
Fuente original: Diario de Sevilla (21/Agosto/2013)
Isidoro Moreno, Miembro de Asamblea de Andalucía
Fuente original: Diario de Sevilla (21/Agosto/2013)