Miguel López Castro rompió la solemnidad de la graduación de
sus alumnos cantando contra la LOMCE y para reivindicar, además, el flamenco.
Pablo Fraile
“Con pancartas y con consignas, salgo a la calle a gritarte /
Que me rebelo, que me rebelo / Que hay cositas que yo no quiero, que hay
cositas que yo no quiero”. La voz de Miguel López Castro, profesor de la
Universidad de Málaga, quebró la solemnidad del acto de graduación de sus
alumnos de Psicopedagogía. Se lo habían pedido, y cumplió. Una soleá frente a
estudiantes, familiares y docentes para alertar de las desigualdades que
provocará la nueva ley Wert y reivindicar el papel del flamenco en la Universidad.
Dos pájaros de un tiro, y sin perder la afinación. Su quejío levantó
a todos del asiento. “Pensaba que me iba a ganar caras largas”, confiesa a
andalucesdiario.es.
Flamenco protesta entre togas y birretes que nace de una
convicción: la educación debe servir para formar ciudadanos. Antes de
arrancarse, exhortaba a sus alumnos: “Un docente, un psicopedagogo, no
debe dejar de pasar la responsabilidad de contestación ante las situaciones de
desigualdad, no callar es una muestra de honestidad personal y profesional”. Con
la palabra o al compás. “No basta con reproducir sistemas”, explicaba ayer
Miguel, para el que el desarrollo de esa conciencia crítica y cívica en el alumno
es un “compromiso de ley” para cualquier docente.
Ciudadanos, e iguales. Miguel critica que la LOMCE creará
barreras que provocarán que “los más desprotegidos se queden en el camino” y
reducirá la diversidad en las aulas. Los docentes tienen mucho que decir. “Os
va a poner las cosas muy difíciles”, advertía a los alumnos durante el acto.
“Nuestra función docente es más consecuente cuando se enfrenta a las
desigualdades que afectan a la educación de nuestros alumnos y de nuestras
alumnas”.
FLAMENCO PARA EDUCAR
Miguel López lleva más de veinte años usando el flamenco
como material didáctico. No es cantaor profesional, pero encuentra un buen
vehículo para educar a sus alumnos de infantil y secundaria. También a los
universitarios, a los que además enseña a enseñar. Con su ritmo, con sus
letras, habla de valores y reivindica el género. Su soleá también buscaba eso. La
Universidad “tiene descuidado, abandonado, este patrimonio nuestro que es el
flamenco”, protestó durante su discurso. Miguel, que asegura haber encontrado
muchos obstáculos, especialmente al principio, para implantar su método,
reivindica que esté presente en los planes de estudio de magisterio. Por ahora,
cuenta con el aval de sus alumnos y de casi 9.000 reproducciones en Youtube.