El estado de la nación gallega

(Intervención de Xosé Manuel Beiras, portavoz nacional de ANOVA-IRMANDADE NACIONALISTA y del Grupo Parlamentario de la ALTERNATIVA GALEGA DE ESQUERDA -AGE- en el "Debate do estado da nación galega" en el Parlamento de Galiza, el martes, 15 de octubre de 2013)
(Nota: las alusiones que se hacen en el texto al "señor Núñez" se refieren al actual Presidente de la Xunta de Galiza, Alberto Núñez Feijóo)

Con la venia de la Presidencia, señorías:
Señor Núñez, cada vez que usted anuncia un plan, las buenas gentes corren a esconderse en un refugio anti-aéreo. ¿Cuántas víctimas más harán falta? ¿Cuántas víctimas más de las agresivas políticas antisociales que sus amos dictan y ustedes ejecutan, cuántas más serán necesarias para que ustedes entren en razón y rectifiquen? ¿Cuántas víctimas, inclusive mortales, tanto las evidentes, las que aparecen cifradas, como las no evidentes, que permanecen en la sombra hasta que analistas serios y sensibles revelan que son también víctimas mortales de sus políticas 'austericidas', de los salvajes recortes en los servicios públicos que atienden a las necesidades de los ciudadanos del común en sanidad, asistencia a los ancianos, discapacitados y demás seres dependientes, de protección a las mujeres acosadas por energúmenos 'machistas', y así seguido? Cuando se habla del empleo que engendra una actividad laboral, se suele computar los 'empleos directos', cifrados con exactitud, y los 'empleos indirectos', calculados solo por estimación. Mas es frecuente que la magnitud de los 'indirectos' sea mayor que la de los 'directos'. Pues en esto de las víctimas de sus antisociales políticas ultraliberales acontece algo análogo, solo que en términos casi 'porno' de tragedia social y humana.

Víctimas mortales evidentes de una irresponsable administración
ferroviaria, como la de la catástrofe de Angrois, el verano pasado en Galiza, o de una xenófoba
e incluso racista política de la UE, como la recentísima tragedia de los frustrados inmigrantes
africanos, en Lampedusa. En el actual estado de cosas, tiene que haber 'cadáveres sobre la
mesa' -horrorosa expresión que ustedes suelen emplear- para que se cuestionen determinadas
actuaciones del poder. Y solo actuaciones concretas, nunca las directrices políticas o los
'compromisos podridos' que determinan esas actuaciones. Se ponen ustedes a lloriquear en el
momento con lágrimas de cocodrilo, actúan como plañideras alquiladas, y morra o conto [no se
hable más del asunto. NdR]. Por eso rechazaron ustedes nuestra iniciativa conjunta con el
BNG para que este Parlamento constituyese una comisión que participase en la necesaria
investigación extra-judicial de las causas y responsabilidades de ese trágico siniestro. Y por
eso también, la UE no va a modificar su anti-humanitaria y, reitero, xenófoba y racista política
en materia de inmigración.

Pero después están, además, las víctimas 'opacas', que solo las plataformas de auto-defensa
ciudadana y los profesionales honestos y valerosos de los servicios mutilados por ustedes osan
revelar. Colectivos de siquiatras que avisan del aumento de las cifras de suicidios y advierten
que no se deben a que a la gente se le dé por sacarse la vida en masa, como fascinados por
un nuevo flautista de Hamelin, sino porque cada vez hay más ciudadanos en condiciones límite
de existencia. Colectivos ciudadanos que se movilizan para impedir desahucios de gentes al
borde de la miseria, y que cuando la víctima se auto-inmola proclaman "no es un suicidio, es un
asesinato". Médicos que advierten del ascenso en la mortalidad de los ancianos que no se
medican por culpa del re-pago de los fármacos, o porque sus familias ya no pueden pagarles la
estancia en residencias adecuadas. Cardiólogos que denuncian el aumento de muertes de
pacientes por recortes en los servicios, deterioro y prolongación de los traslados en urgencia
que a veces se convierten en un viacrucis profano, especialmente en el medio rural gallego.
Médicos y sanitarios que califican de 'homicida' la decisión de que los pacientes de
enfermedades crónicas o graves, desde la hepatitis hasta el cáncer o incluso el sida, tengan
que pagar por el tratamiento extra-hospitalario y los remedios. O incluso una diputada del
Partido Popular en Madrid que sobrevivió a la catástrofe de Angrois y apostrofó como
'terroristas' a los presidentes de Renfe y de Adif. No sé si también mienten los suyos cuando se
salen de la partitura oficial. ¿Es que ustedes no sienten escalofríos ante estos dramas, ni tan
siquiera un leve estremecimiento en su cuerpo? ¿O es que se empecinan en negar las
evidencias, o en descalificar como mentirosos anti-demócratas a los ciudadanos y
profesionales que se arriesgan a denunciar la situación? ¿Carecen ustedes de sensibilidad?
¿Son ustedes de palo?

Pues a nosotros nos conmueve el padecimiento de las gentes que les confiaron a ustedes,
aquí y en el gobierno central del Estado, la misión de garantizar sus derechos y libertades,
defender los intereses de la mayoría social, preservar su bienestar, respetar su dignidad como
seres humanos y ciudadanos libres. Ahí están las víctimas 'no mortales' de los crímenes
sociales que consuman sus reaccionarias políticas antidemocráticas en el más genuino sentido
de la palabra, puesto que son políticas que disparan contra el pueblo en el que debe residir la
soberanía en toda democracia. A nosotros nos conmueve y nos exaspera la situación de las
gentes del común que les dieron a ustedes su voto, y también las que no se lo dieron, para que
gobernasen para todas ellas, y que se topan con que ustedes hacen todo lo contrario, al
servicio de plutócratas, especuladores, corruptores corruptos, ese enjambre de meigas
chuchonas realmente existentes que dictan las criminales políticas que ustedes ejecutan sin
escrúpulo ninguno. Ni siquiera tiene usted, señor Núñez, escrúpulos en proclamar que "¡Galicia
cumple!". Sí, claro: cumple con los estafadores que despojan a los ciudadanos de este pueblo
secularmente maltratado. "Cumple" como cumplían los labriegos siervos que, todavía hace cien
años, pagaban los foros a los amos de las tierras que los condenaban a la miseria hasta que
morían o emigraban. Como mueren ahora los ciudadanos más desvalidos, o emigran los
jóvenes, empezando por los mejor preparados. Entre tanto, ustedes se esmeran en mentir y
engañar todo lo que haga falta, que es mucho mentir y engañar, ciertamente. Estiran el
pescuezo como gallos en el gallinero, y otorgan, eso sí, medallas que llevan el nombre de
Castelao. Pues es de Castelao aquella conmovedora y acusadora estampa con un pié que
decía: "No son pastores que vayan a Belén: son labriegos que van a pagar los foros". Ahora no
son labriegos los que pagan foros a los amos de la tierra porque, para empezar, ustedes
empujaron a la clase labriega al límite del exterminio y se empeñan en la desertización del
medio rural. Los foreiros de ahora lo son, en variada medida, todos los ciudadanos del común:
todos pagan foro a los amos de los dineros ajenos que, para más, cuando les conviene, se los
roban a los legítimos dueños, como con las 'preferentes' y las hipotecas. Los amos de los
cuartos pagados en impuestos y contribuciones abusivas por los de abajo, que debieran
financiar servicios públicos y sociales, pero que ustedes desvían de ese destino para tapar los
agujeros negros de la corrupta banca española y alemana. Ustedes son simplemente los
recaudadores de los 'trabucos' impuestos a los ciudadanos reconvertidos en siervos, son los
que cometen los atracos que ordenan sus amos. Son ustedes cipayos al servicio de los
poderes que maltratan al pueblo que los parió y les da sustento e incluso votos, como se los
daban a los caciques denunciados y retratados por Castelao en su época, la de la Iª
Restauración Borbónica, la precedente de esta IIª que está ahora dando las boqueadas.
He ahí la primera relación de hechos. He ahí un boceto de la faz más visible del 'estado de la
nación gallega' que estamos intentando analizar y debatir. No obstante, por debajo de esa faz
más visible y evidente, la que las gentes perciben y padecen en su vida cotidiana, por debajo,
digo, están las claves que dotan de sentido a esta situación y que nos permiten comprenderla e
interpretarla. Porque solo si la interpretamos y comprendemos en profundidad, podremos
sentar las bases de una alternativa real y efectiva para transformar esta realidad atroz y estar
en condiciones de resolver los problemas del común ciudadano gallego. De una alternativa que
pasa por una ruptura restauradora de la democracia protagonizada por los propios ciudadanos.
Para empezar, éste es, para nosotros, el debate del estado de la nación gallega. Para ustedes,
no. Para ustedes es el debate del estado de la autonomía. E incluso creo que oficialmente se
llama 'debate de política general', o sea, algo así como caldo de berzas sin unto. No bromeo:
las palabras no son neutrales y el léxico no es inocente. Porque éste es el debate del estado de
una nación (la gallega) subsumida en un estado que la niega, porque nos impone el dogma de
fe de que en ese estado solo hay una única nación, que llaman española. Nos imponen
dogmáticamente que la nación viene definida por el estado, y no por la realidad histórica, así
que la nación gallega simplemente no existe, 'y punto', que diría Fraga Iribarne. Murguía y Otto
Bauer, por caso, eran estúpidos ignorantes; Fraga y José Antonio, sabios infalibles.
Empezamos bien. Digo 'empezamos' -lo de 'bien' es un sarcasmo, claro está- porque en esa
negación de nuestra identidad como nación radica el origen ideológico del secular calvario y de
la catastrófica situación actual padecidos por el pueblo gallego. Pero lo grave es que ustedes,
que parece ser que son 'gallegos de nación' -en el sentido de los ilustrados del XVIII- asumen
la negación que hace el Estado español de la nación de ustedes, con lo que resulta que no son
nacidos -ni bien ni mal- en Galiza, no se consideran hijos de ella. Para ustedes Galiza es
simplemente un territorio -como en el Título VIII de la Constitución- cosa que constituye un sinsentido
en abierta contradicción con el hecho de que un territorio es tan solo la base de
asentamiento del pueblo que lo habita. Claro: un territorio no puede ser sujeto de derechos
políticos, solo un pueblo puede ser tal cosa. Así tienen ustedes resuelto el problema: si Galiza
es un territorio, el pueblo gallego no existe o es un mero apéndice de ese territorio que no
puede ser sujeto de derechos políticos, es decir, de soberanía popular y nacional. Vaya, vaya.
Pero la cosa se complica más todavía cuando resulta que el Estado (español) que domina y
niega a nuestra nación (gallega), resulta ser, a su vez, un simple protectorado de un novísimo
imperio europeo: la UE, que es un disfraz de un IVº Reich alemán, eso sí, sin ejército nazi, por
ahora. Si consideran ustedes que estoy disparatando, les recomiendo que lean, o echen una
ojeada, a La quinta Alemania, el reciente libro de los solventes periodistas Rafael Poch, Àngel
Ferrero y Carmela Negrete -"un modelo hacia el fracaso europeo", reza su elocuente subtítulo.
Y si creen que reducir el Estado español a la humillante condición de 'protectorado' -como
Egipto y otros países en la fase final de los sistemas coloniales clásicos europeos- es un delirio
mental de Beiras, consulten a prestigiosos especialistas en teoría del estado y demuéstrenles
ustedes que no constituyó una abolición de la soberanía de las Cortes españolas la contrareforma
constitucional operada en un santiamén por la puerta de atrás hace ahora dos años,
para someterse sin rechistar al dictado del 'pacto fiscal' impuesto por la Merkel. ¡Valiente
recital, ése, del famoso 'patriotismo constitucional' español del que tanto alardeaban para
acusarnos de traición a los que profesamos nacionalismos emancipadores frente al chovinismo
opresor del Estado! Los traidores a la Constitución lo fueron ustedes. Porque desde esa contrareforma,
las Cortes no son soberanas para aprobar los presupuestos necesarios para atender a
las necesidades de los ciudadanos si los ingresos ordinarios no bastan y hay que incurrir en
déficit, puesto que el 'pacto fiscal' lo prohíbe o restringe a ínfimos porcentajes, y además, por
encima, impone la prioridad de destinar los ingresos a pagar a los bancos la deuda pública
'soberana' (?) engendrada a su vez por el 'rescate' de la corrupta banca especuladora. Rescate
hecho con los dineros pagados en impuestos por los mismos ciudadanos que ahora soportan
los 'recortes' en la sanidad, la enseñanza y demás servicios públicos y sociales para que el
Estado pueda pagarles la deuda pública a los bancos 'rescatados'. O sea: los ladrones entran
en una casa, se llevan todo lo que pueden apañar, después lo dilapidan, y entonces llaman a la
guardia civil y a los jueces para que obliguen a los dueños de la casa en la que habían robado
a que les repongan el botín dilapidado. Y si las víctimas del robo quieren acudir al amparo de la
Justicia, y no disponen del dinero, que les habían robado, para pagar las leoninas tasas
impuestas por el ministro Gallardón, caerán en la situación de indefensión que la Constitución
proclama que 'en ningún caso' se puede admitir que se produzca: el 'patriota constitucional'
Gallardón abolió por su cuenta, impunemente, ese precepto de 'su' Carta Magna, con la
garantía adicional de que el sicario de su partido que preside el Tribunal Constitucional no le va
a enmendar la plana. ¿Es a todo esto a lo que usted se refiere, señor Núñez, cuando afirma
que 'Galicia cumple'?
No vayan a pensar ustedes que estoy fuera del tema de este debate, porque estoy diseñando
el escenario político en el que se desarrolla la actual tragedia del pueblo gallego. Un escenario
estructurado en tres círculos superpuestos, aunque no concéntricos, de diámetros
sucesivamente mayores: Galiza, el Estado español y la UE. En ese escenario, el acontecer
político gallego está cada vez más supeditado a la gravitación de las decisiones adoptadas en
el centro de la UE y repercutidas aquí desde el centro del 'protectorado' español.
Le recordaré, señor Núñez, algo que con otras palabras le argumentaba con ocasión de su
investidura. Si 'nuestra' Autonomía, en el escenario antes diseñado, funcionase realmente
como autogobierno del pueblo gallego, la dinámica democrática debiera operar de abajo arriba:
las decisiones de este Parlamento y de la Xunta, adoptadas en ejercicio de nuestro
autogobierno, deberían ser respetadas y asumidas primero por el Estado y luego por la UE.
Ése sería el modelo funcional democrático. Pero funciona precisamente al revés: es la UE
quien decide por nosotros y contra nosotros, después le traslada sus decisiones al gobierno de
Rajoy, quien se las transmite a ustedes para que las acaten y ejecuten servilmente -incluso
cuando invade, violentándolas, las competencias de 'autogobierno' establecidas en el Estatuto
de Galiza. Ustedes mismos tienen la desvergüenza política de invocar reiteradamente esas
decisiones para eludir sus responsabilidades de gobierno. Inútilmente, eso sí, porque crece
cada día el descrédito de ustedes ante los ciudadanos agredidos por esas decisiones. Como
muestra muy reciente, he ahí la truhanada del famoso 'tax-lease' cometida por la Comisión
europea, verdadera operación de eutanasia contra el malherido sector naval gallego para
borrarlo definitivamente del mapa al cabo de treinta años de acoso despiadado al único
complejo industrial gallego potente y moderno. Ante esta enésima fechoría de la UE, tanto
Almunia como Rajoy y Núñez practicaron el 'patriotismo constitucional' español en favor de las
españolísimas Holanda, Noruega, Dinamarca y Alemania y sus astilleros en las rías gallegas
del Báltico y el Mar del Norte. No les importó que ese ataque violase las bases normativas de la
AIE, la legislación fiscal española e incluso el mismísimo Código Civil. O la todavía más
reciente exclusión de la flota pesquera gallega del caladero mauritano decretada también por la
UE. Si eso no es traición, solo podrá ser pusilanimidad de ustedes con corrupción y
compromisos podridos por detrás.
Porque ninguna de todas cuantas decisiones agresoras a los intereses gallegos adopta la UE
tienen consistencia democrática, dado que ninguno de los órganos que las adoptan fueron
elegidos directa ni indirectamente por sufragio universal de los ciudadanos. Todavía más:
porque esos órganos y sus inquilinos son muñecos del ventrílocuo que dicta sus órdenes
desde detrás de los bastidores de ese escenario: la ruin plutocracia financiera especuladora y
hasta delincuente que detenta el auténtico poder cuasi omnímodo. Agresiones constantes al
campesinado en política agraria, al mundo marinero en política pesquera, a los trabajadores
asalariados en política laboral y salarial, a los pensionistas en recortes y robos a favor de los
fondos ladrones, a las PYMES y las familias a favor de la banca que les cierra los grifos del
crédito, al conjunto del común ciudadano con el desmantelamiento del cativo estado del
medioestar y la conversión de los servicios públicos y sociales en negocio privado… y así
seguido en una estela interminable. Y las pocas veces que las directrices de la UE nos son
favorables -como en temas medioambientales, culturales o lingüísticos de protección de las
lenguas llamadas 'minorizadas'- ustedes hacen caso omiso de ellas, como suelen hacer con las
sentencias judiciales que anulan sus acciones ecocidas o etnocidas, mientras predican
cínicamente el 'respeto a la legalidad y a las instituciones'.
En resumen. La dinámica política que sus amos imponen y ustedes practican, lejos de ser
democrática y ascendente, es autocrática y descendente. Bajo el camuflaje de unas
instituciones diseñadas como democráticas, pero progresivamente vaciadas de contenido, se
ejerce un poder autocrático, antidemocrático, antiautonómico, opresor y despótico sin
ilustración. Incluso están ustedes operando, con su mayoría absoluta en las Cortes, un
auténtico proceso 'deconstituyente' denunciado por los tratadistas y asociaciones de juristas
demócratas más solventes -lean, por caso, los lúcidos análisis de Gerardo Pisarello- mediante
un reguero de pólvora de leyes y decretos-ley que consuman una sistemática abolición de las
vigas maestras y contenidos cardinales de la Constitución de 1978. Y cual un eco de ese
demoledor bombardeo esencialmente golpista, en este Liliput gallego ustedes ametrallan la
frágil armazón del Estatuto de Galiza. Incluso arremeten ahora contra la autonomía de las
administraciones locales y la funcionalidad de las demarcaciones judiciales en el peculiar
'territorio' gallego. No solo boicoteando el mandato estatutario sobre la comarcalización y las
parroquias -análogas a las freguesías en el Portugal de la antigua 'Gallaecia bracarense'- sino
convirtiendo el mapa judicial en un mapa mudo con oasis de cartón piedra, y arremetiendo
contra los concellos (ayuntamientos) para empobrecerlos, estrangularlos, maniatarlos y
convertirlos en meras oficinas de gestión cotidiana de recursos expoliados y rígidamente
predeterminados en su aplicación. Abusando de una mayoría absoluta que obtuvieron en 2011,
pero que bien saben que no tendrían ahora, suprimen por las malas la necesaria autonomía de
los ayuntamientos y los gobiernos municipales consagrada en la Constitución y en el Estatuto.
No es nada de extrañar, si vendieron la soberanía de las Cortes a la gran banca europea por
un plato de lentejas. Pues, ahora, el amo de la administración municipal gallega ya es el
ministerio de Hacienda español ocupado por un necio incompetente. Lo mismo que hicieron
con la autonomía de las universidades, sometidas al chantaje de ese mismo individuo. Eso sí:
'todo el poder para las diputaciones', que históricamente siempre fueron, y en las manos de
ustedes siguen siéndolo, las cuevas de caciques desaprensivos que denunciaban Castelao y
sus coetáneos de la Xeración Nós. Es un retorno al franquismo sin Franco, combinado con la
Corte de los milagros valleinclanesca.
En estas condiciones, resulta evidente que ya no solo el autogobierno del pueblo gallego, sino
la simple autonomía, son realmente inexistentes: son solo imágenes virtuales proyectadas en
una pantalla que oculta una constante acción de exterminio económico, social, cultural,
ambiental y político de nuestro país. Ustedes actúan aquí como los parásitos, sea en el reino
animal o en el vegetal, que resultan tanto más letales cuanta más hambre padece o menos
nutrientes recibe el animal o planta parasitados. Y con el hambre que empieza a proliferar y las
cavernas de pobreza que se están profundizando en las clases trabajadoras y la mayoría social
de este nuestro país, de seguir así, el partido parasitario acabará por matarlo definitivamente.
Había dicho yo, antes de retornar a esta cámara, que la Xunta de ustedes era una brigada de
demoliciones. A la vista de los resultados de su actuación, rectifico: es un comando especial de
exterminio. Usted, señor Núñez, pasará a las crónicas -que no a la Historia- como 'el
enterrador'. Pero un enterrador frustrado, porque este país es inmorredoiro, como diría don
Ramón Otero Pedraio, mi venerado maestro en humanidades y cultura cívica: un país
geográficamente insólito, donde el eje de las 'variaciones' temáticas no va de norte a sur sino
de la montaña al mar, como en el verso de Cabanillas; un país a prueba de incendios y
genocidios, armonioso y macizo, incluso geológicamente el más antiguo de la Península,
bloque herciniano de granito y esquistos que hasta salió inmune de los cataclismos terciarios,
que chocaron contra él y únicamente lo hicieron bascular al oeste formando la maravilla de las
rías atlánticas. Como dijera Castelao, los amos a los que ustedes sirven "son unos imperialistas
fracasados".
Pero, aún así, claro que ustedes hacen estragos a montones: por eso es preciso desalojarlos
cuanto antes de los habitáculos del poder que efímeramente ocupan. La razón de ser de las
precarias instituciones de gobierno tan-solo-autónomo actuales tienen dos fundamentos. El
primero, es ejercer la expresión, garantía y defensa de la identidad de este pueblo como nación
proclamada en su himno oficial, de su derecho como sujeto político dotado de soberanía, de
sus valores y patrimonio identitarios propios tanto naturales como culturales, antropológicos y
lingüísticos, y de los derechos y libertades de sus ciudadanos todos, sin distinciones. El
segundo es conseguir, preservar y mejorar el bienestar material, cultural y social de la
ciudadanía gallega toda, que solo será realidad si ese bienestar lo disfruta la mayoría social, y
no solo una minoría privilegiada. Basta con repasar la acción política de ustedes, para resultar
evidente que no solo ustedes no son leales a esos dos órdenes de fundamentos de las
instituciones autónomas, sino que, de manera descarada quizá por vez primera en el período
autonómico, ustedes utilizan el poder contra natura: contra la identidad de este pueblo
intentando erradicar la consciencia de ellas del imaginario colectivo; contra su autoestima y
dignidad intentando convertirlo en una grey de siervos; contra sus derechos y libertades
intentando reconvertir a los ciudadanos en súbditos y apaleándolos si resisten o se soliviantan;
contra su bienestar material intentando destruir el tejido productivo, exterminar a los no
asalariados y autónomos, y condenar de por vida al paro o a la extrema precariedad a los
asalariados; contra el bienestar social desmantelando o mercantilizando los necesarios
servicios indispensablemente gratuitos; contra el mundo de la cultura, tanto autóctona como
universal, poniéndole asedio para que muera por inanición (sólo les falta calificar de arte
degenerado a toda creación literaria, musical, pictórica, escultórica, arquitectónica o artesanal
de quien no haga 'pastiches' al gusto de los chimpancés); contra la ciencia y la investigación
aplicando el bárbaro aforismo celtibérico de "que inventen otros" para condenar al exilio,
exterior o interior, a jóvenes y veteranos hombres y mujeres de ciencia, porque un país
descerebrado es el ideal para la barbarie en el poder; contra los fértiles y sensibles
ecosistemas agrarios y marinos para convertir el territorio gallego en un yermo a repartir en
retazos hechos a tiralíneas entre sus amos como hicieran las metrópolis coloniales en los
países subsaharianos y abrirles las entrañas del subsuelo como en Katanga.
Veamos someramente el impacto de sus acciones destructivas en algunos niveles y soportes
cruciales de la armazón de la sociedad y las instituciones gallegas. Comencemos el repaso por
este Parlamento. En los veinte años de presencia mía anterior en esta cámara, que incluyen
los tres lustros da la llamada 'era fraguiana', nunca había visto yo ni habíamos padecido los
diputados de la oposición un tan descarado sometimiento de este Parlamento y de sus órganos
rectores a los arbitrarios dictados de la Xunta y del Partido Popular. El Parlamento hace lo que
la Xunta quiere y como la Xunta quiera. En el año que llevamos de legislatura, nunca fue
aceptada ninguna petición de comparecencia de ningún conselleiro o conselleira formulada por
la oposición: comparecen cuando les da la gana, y encima acumulando las peticiones de la
oposición pendientes, para inutilizarlas. Tampoco el Presidente de la Xunta, excepto en una
sola ocasión en todo el año: ya puede hundirse un sector o empresa estratégicos de nuestra
economía, expoliársenos y desaparecer las entidades financieras de economía social que eran
las Caixas de Aforros, dispararse el paro a cifras exorbitantes, contarse por millares los
ciudadanos estafados por las preferentes o expulsados de sus viviendas a la intemperie,
descubrirse públicamente la corrupción y financiación ilegal y delictiva del PP o las inexplicadas
'amistades peligrosas' -y espurias- del señor Núñez con narcotraficantes en la época en que
cundía la drogadicción y el sida en la desprotegida población más joven de nuestro país, en fin,
acontecer la catástrofe ferroviaria de Angrois, etcétera, etcétera: nada. El señor Núñez,
impávido, 'no sabe, no contesta'. Por encima, cuando ineludiblemente tiene que someterse a
las preguntas de la oposición, no solo no da respuesta a ninguna, no solo miente y se
contradice cada vez, sino que se erige él en inquisidor de los parlamentarios que 'osan' hacerle
las preguntas, sin que la presidencia de la cámara lo llame ninguna vez 'a la cuestión', ya no
digo 'al orden'. Mas, en un inaudito ejercicio de cínica soberbia, nos reclama a nosotros
'respeto a las instituciones'. Vale.
Este Parlamento está convertido en una oficina de despacho de trámites, donde las iniciativas
que llegan del gobierno para ser debatidas, salen prácticamente tal como habían entrado. Y
cuando son de la oposición, se rechazan prácticamente todas, tanto en pleno como en
comisión. Y ya se cuentan por cientos. Ustedes, en la práctica, les niegan la representación en
esta cámara a todos los ciudadanos que no los votaron a ustedes: para ustedes no existen
como votantes, por lo tanto no son ciudadanos. Pero, simultáneamente, ustedes predican el
'consenso' -entiéndase bien: el consenso consiste para ustedes en que los demás digamos
'amen' a lo que ustedes propongan e impongan. Talmente como los contratos de suministro
eléctrico, por caso. Y si no pasamos por el aro, entonces somos 'los del no'. Claro está que,
ante semejantes ultrajes a los derechos de nuestros representados, algunos nos indignamos y
nos rebelamos. Entonces, aplícasenos un régimen disciplinario propio de una institución
penitenciaria: si nos resistimos, se nos castiga de diversas maneras. Se nos impone el
vocabulario que ustedes escogen y que nos prohíbe utilizar adjetivos que figuran como tales en
los diccionarios, porque ustedes deciden que faltan 'al respeto' o a la hipócrita 'buena
educación' nacionalcatólica rediviva que Wert y ustedes quieren volver a imponernos, hasta
seguramente con bofetadas si no hablamos 'la lengua del imperio' ni comulgamos (con ruedas
de molino)… Se nos llama al orden mientras los suyos faltan al orden impunemente. Se nos
expulsa del pleno: incluso cuando una diputada nuestra es insultada en su condición femenina
por uno de sus machistas, y ella le replica con dignidad, la Presidenta, que es mujer, expulsa a
la agredida en vez de al agresor. Y luego está el régimen carcelario de las 'visitas', que aquí
son los ciudadanos convidados a las sesiones por los grupos parlamentarios de la oposición.
Es sabido que en las cárceles, si el preso o su visitante no se portan 'bien', se le suprimen al
preso las visitas. Aquí, primero, se intentó convertirnos a los diputados en policías de los
visitantes, pero, como no aceptamos, se nos castiga no pudiendo invitar a ningún ciudadano en
la sesión siguiente o incluso en todo el período de sesiones si somos 'reincidentes'. Y análogo
régimen disciplinario se intenta aplicar en esta Cámara a los trabajadores de la institución,
como en el caso de las trabajadoras de la limpieza, maltratadas por la empresa privada con la
que el Parlamento contrató (externalizó) ese servicio.
Podrán pensar los ciudadanos que me escuchen que estoy hablando de cosas internas de
esta casa que a ellos no les interesan. Eso es lo que ustedes pretenden, que piensen los
ciudadanos que lo que ocurra dentro de esta cámara es 'cosa de los políticos', que además
somos 'todos iguales', y que al cabo el parlamento no vale para nada. Es la manera de crear
las condiciones adecuadas para poder convertir un régimen formalmente democrático en una
tiranía. Por eso quiero alertar a los ciudadanos, aún a riesgo de que algunos no me
comprendan: en la política es preciso hacer una honesta pedagogía también, que tildarán de
'demagogia' ustedes, los auténticos demagogos, claro. Pues por muy inútil que pueda
considerarse, yo nunca renunciaré a intentar hacerlo.
Esto por lo que respecta a la institución sobrancera de todo régimen democrático: la cámara
de representantes de los ciudadanos. Pero está después el espacio fundamental que es la
'sociedad civil', o sociedad sin más, la enorme agra aberta en donde las gentes viven, trabajan
(si las dejan), sufren y disfrutan. Las gentes del común que nos otorgan su voto para que
resolvamos sus problemas, ustedes en el gobierno y nosotros en la oposición -actualmente. En
condiciones normales, deberíamos todos asumir que unos y otros representamos
concepciones e intereses diferentes e incluso contrapuestos de diferentes e incluso
contrapuestos segmentos de la ciudadanía -en eso consiste la dialéctica democrática. Pero dos
cosas debieran estar claras. La primera, que la razón y el conocimiento están repartidos entre
unos y otros: no están solo de un lado e inexistentes del otro. La segunda, que a ustedes les
corresponde gobernar, y por tanto adjudicarse los éxitos si aciertan, pero también cargar con
los fracasos si yerran. Pues no es así. Se diría que ustedes son 'sabelotodo' y nosotros
'sabelonada'. Y parece ser que, si la realidad social es un fiasco y una tragedia, ustedes no
tienen responsabilidad ninguna, porque todo es culpa de los que gobernaron antes -la famosa
'herencia'- olvidando a propósito que antes también gobernaron ustedes, no solo en la
legislatura pasada, sino durante veintiséis de los treinta y dos años que llevamos de
autonomía. Ustedes son especialistas en estar en el gobierno y en la oposición
simultáneamente. En el gobierno, para tener el poder y hacer lo que les dé la gana con él. Y en
la oposición para acusarnos desde el gobierno a nosotros, la oposición, de todo cuanto mal
padecen los ciudadanos. Pero en realidad es a la inversa. Ustedes son los responsable de los
resultados de la acción de gobierno durante las seis séptimas partes del tiempo que llevamos
de 'autogobierno'. Y los resultados están a la vista, y los ciudadanos son los 'paganos' del
fiasco.
Había denunciado yo aquí, con ocasión de su investidura, el expolio que están padeciendo
nuestro país y nuestro pueblo en las diversas dimensiones de su realidad. No tengo tiempo
para hacer una relación de los agravios -que sería tan interminable como la famosa lista de don
Giovanni de doncellas por él seducidas. Solo algunas muestras muy actuales. Del expolio
energético. Hoy termina el plazo para recurrir el RDecreto 9/2013, devastador para nuestro
sector eólico y de demás energías renovables, en el que fuimos vanguardia hasta que llegó
usted, señor Núñez: fue recurrido por diversas autonomías, con sector eólico mucho más
reducido real y potencialmente que el nuestro, mas por ustedes, que yo sepa, no. Pero le
regalan, incluso pese a informes negativos de técnicos de la propia Xunta, 700 millones de
euros a Gasnatural-Fenosa para un supuesto Plan Inversor que constituye una estafa
monumental -como la habían sido los famosos MEGA y Electrificación Rural, y en la aldea en
que yo vivo, a doce kilómetros de aquí, 'se va la luz' en invierno cada vez que arrecia la lluvia
y/o el viento, ya imaginan. Del exterminio del campesinado. Con usted en la Xunta cerraron
4.500 explotaciones agrarias más, mientras Galiza gasta cada año 900 millones de euros en
importar alimentos que se podían producir aquí. Y Alimentos Lácteos es un fracaso ruinoso de
ustedes, por poner al frente a dos incompetentes tenientes de alcalde suyos, en vez de
solventes gestores. Del exterminio de las clases trabajadoras asalariadas. Ya son cerca de
300.000 los parados, y casi 125.000 de ellos sin percibir prestación alguna. Empresas sin
problemas en sus ventas están paradas y con los trabajadores despedidos -como T-solar o
Alfageme. Al sector del automóvil le concedieron 45 millones en ayudas, pero despide o
suspende contratos a cientos de trabajadores y deslocaliza auxiliares. Empresas que acuden a
concursos públicos con temerarias ofertas a la baja, después despiden o 'esclavizan' a los
trabajadores, con dinero público, claro. Del torpedeo a la enseñanza pública en todos los
niveles y el robo a la juventud de su futuro. En cuatro años, 500 millones menos para la
enseñanza pública, pero 1.000 millones para la privada-concertada, incluidos los centros del
Opus que segregan por sexos: su vieja y patológica obsesión con el sexto mandamiento. La
mitad de los titulados universitarios se fueron de Galiza en los últimos años, y sólo en el 2012
abandonaron nuestro país 2.100 jóvenes de entre 20 y 34 años cada mes. Desmantelan la
enseñanza en la Galiza rural cerrando aulas y colegios, el decreto de comedores castiga
especialmente a las familias mileuristas rurales que viven lejos, a veces a muchos kilómetros,
de los centros escolares. Del asedio por hambre al mundo de la cultura, ningún sector ni
colectivo están a salvo, desde el teatro a las editoriales, mientras dilapidan 9 millones al año en
el mausoleo fraguiano de la mal-llamada Cidade da Cultura -¿será también ésa una 'herencia'
del 'bipartito'? Del ataque racista y clasista a nuestro idioma: lo tratan peor que a un idioma
extranjero, y recrudecen el viejo complejo diglósico de que el gallego solo sirve para hablar con
las vacas -cuando la comunidad lingüística del gallego-portugués cuenta en el mundo con unos
250 millones de hablantes. Con el patrimonio cultural, la Xunta actúa al servicio de grandes
empresas, foráneas casi todas, a las que nuestro patrimonio les importa un nabo, solo sus
lucros. Pero todo eso ¿no constituye un auténtico etnocidio, o sí? De la demolición de la
sanidad pública. La siniestra historia del Novo Hospital de Vigo, es un atraco a los ciudadanos:
va a costar cuatro o cinco veces más de lo previsto, en cuartos entregados a las empresas
encargadas de ese non-nato hospital, que después nos los cobrarán de nuevo a las arcas
públicas. Van a convertir en negocio privado los servicios de Alta Tecnoloxía del SERGAS, por
encima con un coste de casi 100 millones de fondos públicos. La jubilaciones forzosas, que
ustedes aplican aunque un servicio quede desatendido, solo se reponen una de cada diez,
pero tienen ustedes el cuajo de tramitar una Ley de supuestas Garantías Sanitarias que es
todo lo contrario de tal cosa. Y finalmente el 'ecocidio': incendios como si estuviésemos en
guerra bajo bombardeos intermitentes desde hace tres decenios -pero la prevención es
inexistente y desmantelan o privatizan los servicios de extinción-; la contaminación del aire, los
ríos y las rías sigue sin atajarse, 'barra libre' ahora para los destructores de las costas, carencia
absoluta de ordenación territorial. Creo que es más que suficiente esta muestra para
convertirlos a ustedes en reos de crímenes contra el bienestar, la cultura, los recursos y el
patrimonio natural de los ciudadanos gallegos.
Ante esta dramática y desesperante situación, añadida a la generalizada corrupción y
descomposición moral de su partido, de la 'casta política' que constituyen, y de las instituciones
todas del actual régimen, incluida la casa real y la jerarquía eclesiástica, la mayoría social de
este país ya no cree en ustedes, ni en sus gobiernos, ni en sus mayorías parlamentarias -y las
consultas de opinión lo ponen en evidencia con porcentajes que, en rigor, los deslegitiman a
ustedes por completo: conservan legalmente la mayoría en la Cortes y en esta cámara, porque
se la dieron los votos en su momento, pero están deslegitimados porque engañaron, trucaron
el mandato electoral recibido, están haciendo lo contrario de lo que prometieron, y si hubiese
ahora elecciones ustedes y Rajoy saben perfectamente que las perderían. Hagan la prueba,
atrévanse a convocarlas.

Pero el estado de ánimo y la actitud de los diferentes sectores ciudadanos agredidos por
ustedes es diversa, primordialmente de dos tipos: los que se sienten impotentes, desesperan y
se resignan, y los que se rebelan, se auto-organizan y combaten frente a tanta barbarie en el
poder. Los primeros vienen a ser ciudadanos pasivos, no por voluntad propia, sino por falta de
esperanza y aliento. Los segundos son los activos, los que con todo coraje ejercen como
ciudadanos libres, por muy improbable que consideren vencer y por muchas batallas cívicas
que pierdan. De éstos está viniendo la marea de rebelión cívica que acabará con el poder
ignaro y autocrático de ustedes. A esos queremos reiterarles nuestro apoyo solidario, nuestro
compromiso de combate democrático con ellos dentro y fuera de esta cámara. Y a los demás,
llamarlos a unirse a los que combaten la ruindad del poder actual. Y a todos asegurarles que
hay esperanza, porque hay alternativa a la actual barbarie. Pondal había escrito aquello de que
"a lus virá para a caduca Iberia dos fillos de Breogán" ["la luz vendrá para la caduca Iberia de
los hijos de Breogán"]. No aspiramos a tanto -aunque siempre el nacionalismo y la izquierda
gallegos fueron un faro de Fisterra alumbrando hacia tierra adentro y no solo al océano. Desde
la prolongada rebelión agrarista al sindicalismo anarquista, desde Rosalía a Manuel-Antonio y
Ferrin, desde las Irmandades da Fala al Partido Galeguista de Bóveda y Castelao, y después el
resurgimiento de la organizaciones cívicas, sociales y políticas combatientes bajo y contra el
fascismo franquista. Porque estamos seguros de que los ciudadanos siempre acaban por
derrotar a los tiranos de cualquier casta, y que la ciudadanía gallega movilizada y bien
articulada será el motor de una ruptura democrática con el podrido régimen actual, no solo en
el recinto político gallego, sino, solidariamente con los demás pueblos, en el ámbito peninsular
que Espriu denominara poéticamente la pell de brau, la piel de toro -del toro de casta 'rubia
gallega', en nuestro caso.
Es la hora de la ciudadanía ejerciente como tal. Es la hora de la soberanía popular en el
sentido genuino de la palabra. Es la hora de la reconquista de los derechos y libertades cívicas
y políticas efectivas. Es la hora de asumir los principios y la práctica de los valores
republicanos. Es la hora de la rebelión cívica como motor de nuestra emancipación. Es la hora
de una ruptura democrática con este régimen putrefacto. Como cantaba la mocedad de mi
época frente al franquismo con franco, venceremos nós.
Santiago de Compostela, martes 15 de octubre de 2013
Xosé-Manuel Beiras, miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO, es el más destacado dirigente de la
izquierda nacionalista gallega. Ahora milita en Anova. Profesor de economía en la Universidad de Santiago de
Compostela, ha sido uno de los políticos más sólidos, imaginativos e independientes de la izquierda durante la
transición política en el Reino de España.
Traducción para www.sinpermiso.info del mismo autor
Sinpermiso electrónico se ofrece semanalmente de forma gratuita. No recibe ningún tipo de subvención
pública ni privada, y su existencia sólo es posible gracias al trabajo voluntario de sus colaboradores y a las
donaciones altruistas de sus lectores. Si le ha interesado este artículo, considere la posibilidad de contribuir
al desarrollo de este proyecto político-cultural realizando una DONACIÓNo haciendo una SUSCRIPCIÓN a la

Fuente: Sin Permiso