"La apropiación de la Mezquita es un pelotazo urbanístico
de los más escandalosos de la Historia de España"
Juan José Tamayo (Palencia, 1946),
doctor en Teología y en Filosofía y Letras, lleva toda una vida dedicada al
conocimiento de las religiones y actualmente dirige la Cátedra de Teología y
Ciencias de las Religiones en la Universidad Carlos III de Madrid. Cofundador y
secretario general de la Asociación de Teólogos Juan XXIII, también es miembro
del Comité Internacional del Foro Mundial de Teología y Liberación, además de
colaborador en numerosas publicaciones españolas e internacionales sobre
filosofía, teología y ciencias de las religiones.
Tamayo, que tiene una
amplia trayectoria como escritor y suma ya más de 60 títulos, ha sido
reconocido con premios y distinciones como la Medalla de Oro de la Liga
Española Pro Derechos Humanos, por su compromiso y trabajo a favor del diálogo
entre religiones, así como con el Premio “Islam y Convivencia”, entre otros. En
estos días visita Córdoba, en mitad del debate abierto sobre la titularidad de
la Mezquita-Catedral y la apropiación que de ella ha hecho la Iglesia, para dar
su visión sobre la situación del monumento cordobés, símbolo internacional de
interculturalidad e interreligiosidad.
-Visita Córdoba para
participar en un foro de debate sobre la Mezquita y su significado. ¿En qué
aspectos quiere centrar la atención del ciudadano?
Me centro en tres
aspectos: la Mezquita, el Paradigma de Córdoba, y el diálogo de civilizaciones,
intentando hacer una reflexión crítica en torno a cada una de las cuestiones.
Sobre la Mezquita es donde soy mucho más crítico pero, al mismo tiempo, tengo
una propuesta. Y mi crítica de la situación actual de la Mezquita se centra en
tres contradicciones. La primera contradicción en la que se mueve el estado
actual de la Mezquita es que se trata de una propiedad privada. Se ha
producido, por parte de una institución como es la Iglesia católica, una
apropiación –con legitimidad o sin legitimidad, aprovechando sin duda ninguna
una ley que la privilegia- y, en todo caso, estamos ante una privatización de
lo sagrado. Lo sagrado pasa a ser propiedad privada de una institución
religiosa y eso, lógicamente, dificulta el disfrute público de esa obra
cultural y la vivencia religiosa de otras religiones que están estrechamente
vinculadas a la Mezquita.
La segunda
contradicción es la relación entre el mercado y lo sagrado. La Mezquita es
objeto de una mercantilización a través de los ingresos que recibe de los
visitantes. La tercera contradicción es que tratándose de Córdoba, que es una
ciudad emblemática del diálogo intercultural e interreligioso, de uno de los
ejemplos más paradigmáticos de la convivencia entre distintas tradiciones
culturales, religiosas, étnicas y cosmovisionales, la situación actual es un
obstáculo precisamente para seguir manteniendo ese enfoque de convivencia y
pluralismo.
-Usted la llama
Mezquita. ¿Llama a las cosas por su nombre? Sabe que hay una polémica abierta
porque la Iglesia denomina al monumento sólo Catedral.
Sí. He leído un
folleto que se titula ' ¿Conoces la verdadera historia de la Catedral de
Córdoba?', que
aparece en la página web de la Catedral de Córdoba y me parece que es una
narración incorrecta de todo punto. Porque, si algo define, si algo
caracteriza, si algo identifica tanto en la ciudad como a nivel mundial ese
edificio, si por algo están interesados los visitantes y algo es lo que
interesa a los estudiosos, es precisamente la Mezquita, porque constituye una
de las obras arquitectónicas más importantes, la más importante sin duda del
Islam occidental. La situación previa a la Mezquita y la posterior, tanto en el
caso de la Iglesia de San Vicente como de la Catedral posterior después de la
conquista de Córdoba, son elementos a tener en cuenta ciertamente, pero la
centralidad creo que está, tanto desde el punto de vista de relevancia cultural
y religioso, como cosmovisional y arquitectónico, en la Mezquita.
-¿Entiende la
apropiación que de la Mezquita ha hecho la Iglesia y qué cree que la lleva a
hacer eso?
Así de entrada, dicho
en román paladino, creo que se trata de uno de los pelotazos
urbanísticos más escandalosos de toda la historia de compraventa de cualquier
lugar, espacio o inmueble en España. La inmatriculación de la Mezquita a su
nombre le costó a la Iglesia católica 30 euros. El que le haya costado a una
institución privada como es la Iglesia católica 30 euros una obra de esa
categoría, un patrimonio de la humanidad que debería ser patrimonio de todos y
no una propiedad privada, me parece que es una de las operaciones urbanísticas
más fraudulentas. Porque, siendo un bien público, que se lo apropie una institución
privada y por esa cantidad, es una agresión en todos los niveles
incalificables.
-No deja de ser un privilegio de la Iglesia.
¿Debe dejar de tenerlos?
Absolutamente. No es
un privilegio único, sino un privilegio más junto a los privilegios en materia educativa,
cultural, económica, financiera, en materia de impuestos, en materia de todo
tipo. No es que la Iglesia tenga que renunciar sólo a este privilegio sino a
todos. Pero también hay que tener en cuenta otra cosa, y es que en el
mantenimiento de esos privilegios le corresponde una parte importante de
responsabilidad a los distintos gobiernos de la democracia. Gobiernos en unos
casos de derecha, en otros de centro y en otros de supuesta izquierda. Todos
ellos durante la democracia han sido, y siguen siendo, rehenes de la Iglesia
católica. No entiendo el por qué, pero así es. Y en el caso de la Mezquita, así
se está viendo.
-¿Por qué cree que se
quiere borrar ese símbolo intercultural e interreligioso que es la Mezquita?
Porque todavía, dentro
de la Iglesia católica y de los sectores políticos, partidos y organizaciones
conservadoras, se sigue con la mentalidad nacionalcatólica. Por eso, el
nacionalcatolicismo que, en principio y constitucionalmente, puede estar
superado, en muchas de las leyes, en muchas de las conciencias, en muchas de
las ideologías políticas, religiosas y culturales, sigue todavía vigente. Por
otra parte, se quiere borrar toda huella, toda influencia del islam dentro de
la identidad española, dentro de la identidad cultural y de la identidad
popular. Se cree que todo lo que tiene que ver con el islam es una excepción,
un paréntesis o un retroceso en la historia de España, cuando es precisamente
todo lo contrario.
El islam y sus grandes
obras arquitectónicas, jurídicas, científicas, religiosas…son una parte de
nuestra identidad que se ha perdido, se ha olvidado o, peor todavía, se ha
negado. En ese sentido, recuerdo la definición del gran politólogo polaco
Sygmunt Bauman sobre la identidad. ¿Qué es identidad? Un mosaico al que le
falta una tesela. Sin la tesela del islam no se puede entender la identidad
cultural española salvo que se falsee, se desdibuje o se empobrezca.
-Desde el nacimiento de la plataforma
Mezquita-Catedral Patrimonio de Todos que promueve la titularidad pública del monumento,
usted y otros muchos cristianos de base la han apoyado. ¿Qué les separa de la
jerarquía eclesiástica en este asunto y qué planteamientos propone?
En los planteamientos
de la jerarquía católica y los planteamientos que yo hago en este campo, la separación
es total. Pero, además, es una separación desde la base de lo que tiene que ser
la religión en una sociedad secularizada. Por eso yo hago una propuesta doble
sobre la Mezquita. Primero, la Mezquita debe ser un bien público. Entre otras
cosas porque es Patrimonio de la Humanidad y no puede ser apropiada por ninguna
instancia privada, tampoco por institución religiosa alguna.
En segundo lugar, mi
propuesta es que, cuanto antes, se convierta la Mezquita de Córdoba en un
museo. ¿Descabellada la idea? ¿Desacertada? ¿Infundada? No. Tenemos un
precedente que además es conocido universalmente que es Santa Sofía de
Estambul, y puede servir de referencia para resolver conflicto actual sobre el
edificio cordobés. Santa Sofía fue durante más de diez siglos un templo
bizantino, la gran catedral del cristianismo oriental. Una vez que el islam
conquista Constantinopla se convirtió en una mezquita, y lo fue durante casi
cinco siglos medio siglo. Poco después de que Attatürk suprimiera el califato y
declarase a Turquía república laica, la mezquita se dasacralizó y se convirtió
en museo, que puede ser visitado por todo el mundo sin distinción de credo,
etnia, cultura, etc. Creo que ese ejemplo que, tiene mucha afinidad con la
Mezquita de Córdoba, puede servirnos de referencia para convertir a ésta en
museo para uso y disfrute de las ciudadanas y ciudadanos cordobeses, pero
también de toda la humanidad ya que es Patrimonio de la Humanidad.
Fuente original: www.eldiario.es/andalucia, 28/Septiembre/2014