Había un personaje de Molière que hablaba en prosa
sin saberlo. Juan Carlos Monedero habla prosa sabiéndolo. En sus
entrevistas, cavila con sumo detenimiento sus respuestas, como si teclease el
texto en un Microsoft Word instalado en su cabeza antes de imprimirlo
pronunciándolo. Cuando lo hace, lo hace circundando con un pequeño foso de
silencio cada palabra, como si el lenguaje fuese una jungla repleta de trampas
y cepos de la que hubiera que tantear con el pie cada palmo de suelo antes de
pisarlo. Si, en medio de una oración, Monedero repara en que la siguiente
palabra que va a emitir no va a ser la palabra precisa, se queda callado unos
segundos y rastrea el diccionario en su busca hasta que la localiza. Nada hay
de improvisado o de espontáneo, aunque pueda parecer todo lo contrario —«Si en
vez de ser pajaritos fuéramos tigres Bengala…»—, en el Juan Carlos Monedero
público, como no lo hay en el partido que contribuyó a fundar y en el que,
aunque ya no desempeñe ningún cargo, sigue siendo un barón principalísimo.
Sobre la actualidad de dicho partido versa esta entrevista que tiene lugar en
Gijón, ciudad en la que nació su padre y adonde viene invitado por la Semana
Negra para hablar de Corto Maltés y Milo Manara.