Este artículo toca un tema del
que no se ha hablado en los mayores medios de información y que constituye un
escándalo, tal como han reconocido varios medios extranjeros. El Estado español
está utilizando los fondos públicos de las pensiones para comprar la deuda
pública generada por el rescate a la banca, entre otros gastos. Es sorprendente
el silencio ensordecedor que ha habido sobre este tema en este país.
La banca privada está
sobredimensionada en España, y eso es algo que tiene consecuencias muy
negativas para la economía de este país, puesto que ocupa un espacio demasiado
grande dentro de ella. En realidad, y en términos proporcionales, el sector
bancario español es mayor que el sector bancario de EEUU, y en consecuencia, ha
estado consumiendo un número excesivo de recursos que podrían haberse aplicado
a otras actividades más necesarias. Y para complicar todavía más las cosas, sus
inversiones, en lugar de dirigirse a una función pública como es la oferta de
créditos a las familias y a las pequeñas y medianas empresas (que son las que
crean más empleo en este país), se han centrado en la historia reciente en
actividades especulativas, como en el sector inmobiliario, creándose las
burbujas que llevan tal nombre, con las consecuencias tan negativas que todos
conocemos. Todo el mundo es consciente de que la crisis financiera ha tenido un
impacto muy dañino para la economía española.
Una de las causas de este sobredimensionamiento
de la banca privada es su enorme influencia (que alcanza en ocasiones categoría
de control) sobre las instituciones políticas y mediáticas de este país. En
parte, esta influencia se ejerce a través del endeudamiento de tales instituciones,
haciéndolas muy vulnerables al ejercicio de la presión bancaria. Cuando Juan
Torres, Alberto Garzón y yo escribimos el libro Hay alternativas. Propuestas
para crear empleo y bienestar social en España (2011), la editorial que iba a
publicarlo, próxima a El País, nos pidió que elimináramos secciones del libro
críticas con la banca privada porque estaban en proceso de renegociación de su
deuda y no querían que aparecieran estas críticas en un momento delicado de
dichas negociaciones. Al negarnos a esta revisión, se canceló la publicación
del libro, y tuvimos que recurrir a una editorial mucho más pequeña a fin de
poder publicarlo. Ello es un ejemplo, de los miles que existen, de que una
consecuencia de la excesiva influencia de tales instituciones financieras en
los medios de información y persuasión en este país, es que estos están (en la
Unión Europea) entre los menos variados ideológicamente y menos críticos de la
estructura del poder económico, centrada en el capital financiero. Como he
indicado en varias ocasiones, estamos alcanzando una falta de diversidad
ideológica alarmante para un país que se define como democrático.
El silencio de los medios sobre
el asalto al Fondo de Reserva de Pensiones de la Seguridad Social por parte del
gobierno Rajoy y sus amigos de la banca
Uno de los ejemplos de la abusiva
influencia política de la banca privada en España es lo que está ocurriendo con
el Fondo de Reserva de las pensiones de la Seguridad Social. Este Fondo, que se
estableció en 1997 y se inició en el año 2000, tenía como objetivo ir
acumulando una reserva de dinero procedente de las cotizaciones sociales,
generado en momentos de bonanza y crecimiento económico, de manera que el
superávit que se iba generando en el proceso álgido de la economía sirviera
para cubrir los déficits que pudieran aparecer en momentos de recesión.
Este fondo llegó a alcanzar la
cifra más que respetable de 66.815 millones de euros en 2011. Ahora bien, desde
entonces, el gobierno del PP (el partido más próximo a la banca privada que haya
gobernado España durante el periodo democrático) sacó más y más dinero de este
Fondo de Reservas (7.003 millones en 2012, 11.648 millones en 2013 y 15.300
millones en 2014) con la intención de ir pagando las pensiones, pues no se
estaba ingresando suficiente dinero a la Seguridad Social, como consecuencia de
las políticas impuestas a la población (y digo impuestas, pues no estaban en la
oferta electoral de los partidos gobernantes, el PSOE y el PP) por los
gobiernos españoles presididos por el Sr Zapatero y por el Sr. Rajoy. Estas
políticas, tales como las reformas laborales aprobadas por ambos gobiernos,
produjeron un descenso del número de cotizantes a la Seguridad Social (debido
al aumento del desempleo) y una disminución de las cotizaciones sociales (consecuencia
del descenso de los salarios, creado también por tal reforma laboral),
provocando un problema devastador para las pensiones públicas que el gobierno
Rajoy intentó paliar recurriendo al Fondo de las Pensiones de la Seguridad
Social, sustrayendo las cantidades citadas. Ni que decir tiene que cualquier
dificultad que tengan las pensiones públicas es causa de alegría para la banca
que está intentando convencer a la población de que estas pensiones no son
sostenibles (que quiere decir que el Estado no podrá pagarlas), a fin de que se
vayan corriendo al banco más próximo a hacerse un plan privado de pensiones
(que incidentalmente ha tenido un índice de colapsos muy superior al de otras
inversiones financieras).
Lo que los medios de información
y persuasión no han dicho sobre el Fondo de las Pensiones Públicas
Ahora bien, lo que los mayores
medios de información no han comunicado a la población española es el enorme
escándalo –denunciado por la prensa extranjera, pero no por la española- que
significa que el dinero acumulado en el Fondo General de las Pensiones (que
incluye el Fondo de Reservas citado en la sección anterior) ha facilitado que
el Estado español haya podido rescatar a los bancos. Me explico.
Cuando, como resultado de las
inversiones especulativas de la banca privada, la burbuja inmobiliaria (que
absorbió una enorme cantidad de recursos) estalló, la banca privada estaba a
punto de colapsar. Pero debido a la enorme influencia de la banca, el Estado la
rescató, realizando el mayor programa de beneficencia que el Estado español
haya llevado a cabo en su historia. El Estado español, que en teoría –pero no
en la realidad- nos representa a usted, lector, y a mí, se gastó nada menos que
la friolera cantidad de 61.000 millones de euros para rescatar la banca. Este
dinero procedía, de nuevo, de usted, lector, y de mí.
Puesto que el Estado no disponía
de este dinero, lo tuvo que pedir prestado, con lo cual la deuda pública se
disparó. Que la deuda pública aumente quiere decir que alguien o alguna institución
ha prestado tal dinero ¿Y quién fue el que prestó dinero al Estado para poder
pagar el rescate bancario? Ahí está el gran escándalo que usted no ha leído en
ningún medio de información español. Este dinero procede del Fondo Público de
las Pensiones. En realidad, el 97% del dinero acumulado en dicho fondo se ha
prestado al Estado comprando fondos públicos. En otras palabras, el Estado ha
cogido este dinero y lo ha utilizado para pagar el rescate de la banca, entre
otros gastos. Y mientras, los medios han guardado un silencio ensordecedor. No
así la prensa extranjera. Varios diarios económicos como el Wall Street Journal
(03.01.13) y el alemán Deutsche Wirtschafts Nachrichten (04.01.13), han hablado
de lo que han llamado el saqueo de los fondos de pensiones públicas para
comprar bonos del gobierno de España. Este último añadía que “al menos el 90%
de los activos totales de los fondos de pensiones del Estado español están
convertidos en bonos en España”. En realidad, se quedó corto, pues no es el
90%, sino el 97%.
Esta actuación pone en peligro
las pensiones públicas, pues el valor de la deuda pública varía enormemente, ya
que está sujeta a vaivenes especulativos de los mercados financieros, y todo
ello sin que la población tenga ni idea de lo que está ocurriendo, en un
sistema político que se define como una democracia. El mejor indicador de que
no lo es, es que este artículo no se publicaría en ninguno de los mayores
rotativos del país.En este país, el que no está indignado es que no sabe lo que
está pasando. Y los mayores medios de información y persuasión se pasan
veinticuatro horas al día trabajando para asegurarse de que usted, señor
lector, continúe sin conocer lo que está pasando. Si la gente lo supiera, y
supiera también que hay alternativas a tanto escándalo, habría una revuelta
general. De ahí que el impuesto silencio ensordecedor continúe. Y lo que es
incluso peor es que los partidos políticos más próximos a la banca, es probable
que ganen las elecciones legislativas del 20 de diciembre a nivel del Estado. Y
a esto, repito, le llaman democracia.
Vincenç Navarro, 7 de diciembre de 2015
Fuente original: www.vnavarro.org